Al pie tte la escalera. Señ. No tengo gota de sangre en el cuerpo, (á Bosa/es.) Está usted herido? Ros. Creo que no..* no es nada.- Los inquilinos de esta casa son graciosos, (^abrochándosela levita.) Eslo'^ seguro que mi lia pierde la'paciencia..» si está con los dolores desde que... Vamos, vamos, (agarra el paraguas. ) ' ' _ Señ. Quien se babia de figurar, Dios mió! Yo soy la causa involuntaria... ; Ros. Al contrario. Me alegro haber podido ser á usted útil... Con que usted está cierta que todos esos Perez le son descóiiocidós?.. No habitarla yo esta casa, aun* que me la dieran de valde. Señ. Ya lo creo. “• Ros. Y como que tengo que hacer un .recado, no rae encuentro con ánimos de estar metido en un portal todo eldia, y sobre todo, en este, porque no es muy delicioso. Señ. Ni yo tampoco. . _ Ros. Y con mucho sentimiento nie veo en la precision... Señ. Oh! por mi no se detenga usted... porque yo también... ya casi no llueve. Ros. Se vá usted? . . . Señ. Si. . - [I Ros. Sola? _ - Señ'. Si. " ; ■ Ros. Oh! eso si que no. No dirán que cuando usted se ha .marchado... (Que papel tan ridículo baria, si cuando se presenta la ocasión.,. És preciso que sé me indemnice...) (¿iíó.) Oh! nó, sola-no, Voy á buscar un coche. Señ. No lo permitiré. Renuncio á lo que tenia que; hacer hoy... voy á la calle de la Magdalena. Ros. Casualmente tengo yo que hacer, en esa calle. (Por todas partes hay comadrones.) Señ. Insiste usted todavía... Ros. Si... sí. (uase por íá caí/e.) ESCENA XYII.' La Señora, Castro, después Goubz, dando el brazo 4 una señora. Señ. Qué cabeza mas. testaruda! Silo llegasen á saber... Haberme cómprometido de esta manera... Oh! quisiera estar cien leguas de aquí! , Cas. (saliendo de la poríeria poniéndose el gorro.) Es preciso que me pida perdón... Señ. (dando un grito al ver entrar d Gomez dando el brazo d una señora, que se, para á cerrar el paraguas.) AM (se mete corriendo en la poríeria.) Cas. Maldito Perez! , ^ GoM. (q la señora.) Mis esfuerzos hubieran sido inútiles, sino fuera por el generoso apoyo que usted me ha prestado. Crea usted que jamas olvidaré... (desaparecen por la escalera.) Cas. Veremos si.i. Skü. (saliendoprecipitadamente dé ía poríeria.) Conoce usted á ese caballeró.qué acaba de entrar? , Cas. Es el sfeñor de Gomez. Señ. (Gomez! Oculta su verdadero nombre.) (aíío) Vive aqui? Cas. No. Señ. Frecuenta mucho esta casa? Cas. Todos los dias viene al pisó principal, donde se van á mudar pronto. Pero... Señ. (Qué idea!) (a/to.) Hayun cuarto desalquilado en esta casa? Quisiera verlej hace usted el favor de enseñármele? Cas. Casualmente voy á subir. Tengo que ir en casa del señor Perez, que vive en el cuarto tercero, á que me dé satisfacción de los bofetones que me ha dado. Pue* de usted creer que es la primera vez que un inquilino... Señ. (á Castro que se dirige d la escalera principal.) No... por ahí no. Tengo motivos muy poderosos para no querer subir por esa escalera. No hay por este otro lado?... Cas. Si. Señ. Pues subiremos por ella. (Entraré por la otra puerta al mismo tiempo que él, y no podrá dejar de verme.) (alto.) Varaos. Cas. Varaos, (vase por la derecha.) Señ. Ahora voy yo. (Oh! dudo si esto es un sueño... Voy á confundirle.) (en el momento que vá á marchar aparece Rosales.) ' \ ■' ESCENA XVIII. La Señora y Rosales. Ros. Aquí está ya el coche. Le he tomado por una hora. Señ. (saliendo corriendo d su encuentro.) Ah\ aquí está. Ros. Otro, nuevo enredo? Señ. Está aquí; . _ Ros. Quién? Señ. El. Ros. Perez? Señ. Esta vez no me engaño; yo misma le he visto. Ros. a Perez? Al verdadero Perez? A nuestro Perez? Señ. Le he visto como á usted ahora. Ros. Ah! ya es nuestro... Trabajillo ha costado. En dónde está? Señ. Ya comprende usted... Ros. En dónde está? Señ.' Que me es imposible separarme de aquí. Ros. Y yo también... Después de la incomodidad que me ha Causado... yo con mas razón qué ningún otro. Preferiria no sé qué, á dejar pasar esta ocasión. Ah! con qué'ya es nuestro? Señ. Cierre usted la puerta. Ros. (cerrando lá puerta.) Tiene usted razón. Es hombre que se escurre como un anguila. Señ. No deje usted salir á nadie... y si no lo puede usted conseguir... Ros. Dónde está? Señ. Suba usted á buscarme. Ros. Y Perez? SbÑí Espéreme usted. Ros. Pero... y Perez?. Señ. (desapareciendo precipitadamente por la derecha.) Que no deje usted salir á nadie» ESCENA XIX. Rosales, («eyo Gómez. Ros. Que no deje salir á nadie! Estoy transformado en portero, (con indignación.) He descendido á la humilde condición de portero! (aldecirestoentraenlapor- teria, ciérrala trampilla, y se sienta.) Gom. (bajando por la escalera príncípaL) Ahora que queda todo arreglado, puedo sin cuidado marcharme á Valladolid. Estoy seguro que Hortensia estará con mucho cuidado.-., (acercándose ála poríeria.) Tenga usted la bondad de abrir la puerta. Ros, (con ¿nd/ynacfon.) portero! Portero! - Gom. (Es preciso que pasado mañana, á todo trance, me presente en el regimiento.) Haga usted el favor de abrir la puerta. Ros. No me engañaba!.; Estoy humillado! Gom. (Ademas que Hortensia tiene una cabeza...) Abra usted la puerta.;, (contra.) La puerta. Ros. (furioso recostándose en la trampilla.) Hablaba usted conmigo, caballero?