Según Strabon y Justino, los es^xifioles aventajaban á otros pueblos en robustez y agilidad, añadiendo Lucano y Silio Itálico que eran esforzados y belicosos. El primero de los historiadores citados dice que todos los habitantes de la Callecia, Lusitania, Asturias y Cantabria, tenían iguales costumbres, y puede asegurarse Urmbien lo mismo de los de la Vascouia y Celtiberia. Adiestrándose constantemente en la gimnasia, adquirían indudablemente desdo la niñez aquellas fuerzas atléticas con que arrojaban á gran distancia piedras de mucho peso, y hacían rodar peñascos enormes desde las cumbres de las sierras. Ejercitábanse del propio modo en el salto, en la carrera, en la lucha y liasla cjnbestian á brazo desnudo á las fieras. Por este medio, y el uso moderado y frugal en el sistema de alimentación, unían para entrar en la pelea el furor á la pericia; pero pasado el conflicto lo trocaban en humanidad y hospitalidad. Sin embargo, eran tan amantes de su honra é independencia, que si la prepotencia de los romanos obligaba á algunos españoles á soltar las armas, se mataban mútuamente, persuadidos de que sin ellas no era posible vivir (1). Según Silio Itálico (2) los celtíberos, v. g., solo consideraban como honroso el morir en Cixmpaña, y los calléeos no tenían mas delicia y empleo que las armas, y cuanto no era marcial pertenecía á las mujeres (3). € Viene primero que todos el cántabro (cuenta Sillo Itálico) (4), nunca ven- FerMgenut nuUam vUam rúti sinearmis ejte, lih. XXXIV, cap. 17. Venere et etUee seeitai Hiberis hit oHgna rrcidittedeeu*, Ub. IK. . Ceiere femineue peragit labor: adderetiuu se^iia.et imprew tellnrem verUre aratro teque ñrU: ^tdd duro tiñe Harte aerendum Cataici eonjwe obU irrequieta mariti, lib. 111, ver. Scgiinila Kuerra punka, lib. I. Lib. XLIV, cap. cido por el frió, ni por el calor, ni por el hambre;» pues que según Justino (5)«era fuerte, constante y parco hasta el estremo, sufrido en los trabajos, suelto y ligero, de ánimo levantado y superior á la misma muerte.» Por esto decía Lucano, ponderando el valor de Casio, General de César, después de ensalzárselo, * que solo le falta hacer volver la espalda á un cántabro (6). * Los astures no eran los menos desenvueltos, atrevidos y valerosos de los españoles, porque rechinando los dientes arrojaban de un salto el dardo (7), y de ahí, sin duda, los encomios que tanto prodiga Marcial (8) á los famosos silaos tiradores de esta arma arrojadiza. Las mismas mujeres de los astures peleaban en batalla ordenada con igual fortaleza que los hombres (9). Marco Anco Lucano escribe al principio de su libro IV que además asistían como auxiliares de Petreyo y Afranio los ligeros velones. El carácter, fortaleza y fiero continente de los lusitanos, era, en efecto, asombroso, pues sostuvieron gloriosamente la guerra contra los romanos hasta el imperio de Augusto (10). Aun suenan en la historia las defensas de un valor, fortaleza y ánimo heroico retumbando hacia las ruinas venerables de Aurigi, Asíapa y Munda, en la Bética; Sagunto, en la Edetania, y Numancia y Calagurris, en la Celtiberia. Son muchos los fragmentos esculpidos, ya en piedra, ya en metales, desde Ouern civil de Roma , lib. LXVI. (7) Silio luitco. seuiinda guerra púnica , lib. Xlt. LIb. IV, cplpraroa 43. (0) Appiano I» Iber, pig. (lO) Diodoro Siculo, lih. V.—inoro, lib. II. cap. 17. íí; ÍC)- Í-/ÍM Romántico